lunes, 27 de septiembre de 2010

Aferrados al "no" (escrito sobre la depresión):

Muchas son las historias que me vienen a la cabeza en este instante, pero os voy a contar un cuento que desde el momento que me lo explicaron, mi forma de pensar cambió radicalmente:

  “En cierta ocasión, allá a lo lejos, en medio del bosque, tuvo lugar una reunión de animales, el tema era muy sencillo: levantar el ánimo de todos los animales del bosque.
  Por un extraño encantamiento, todos los animalillos que vivían en ese lugar y todos los animales que se adentraban en ese bosque, la pena se adueñaba de ellos. Nadie podía dar una explicación a lo que ahí sucedía. Eran muchos los que asistían a ese bosque para “salvar” a sus amigos los animales, pero cuando entraban en ese territorio, la tristeza se les apoderaba y no podían hacer nada para liberarse de esa sensación; sólo al salir de la “frontera” del bosque, recuperaban la alegría y la felicidad. Era algo inexplicable, nadie daba crédito a ese sentimiento tan desagradable…Pero los animales que vivían en ese bosque, se negaban a abandonar sus hogares y sus tierras; aunque siempre estaban tristes, ellos estaban unidos y querían afrontar el reto de volver la alegría a sus tierras.
  El señor Búho tomó la palabra: “Amigos, hemos llegado a una situación límite, todos nosotros no podemos seguir viviendo de esta manera, sólo tenemos dos caminos: o seguir luchando o abandonarlo todo y seguir sumidos en nuestra tristeza…”
  “Yo ya no aguanto más-dijo el caracol-, siempre tengo que llevar esta casa a cuestas y, no lo soporto más…”
  “Kikirikí-dijo el gallo-, yo no quiero ser el primero en levantarse cada día, yo quiero dormir más tiempo…”
  “Pues miradme a mí –dijo la vaca- tengo la piel con manchas negras, con lo bonita que sería si sólo fuera de color blanco…”
  “Y nosotras tenemos que ir de flor en flor –dijeron las abejas- en busca de alimento, con lo fácil que sería encontrar la comida en una sola flor…”
  Y así, fueron hablando y quejándose todos los animales del bosque de la “tristeza”. Todos los animales no estaban conformes con lo que eran ni cómo eran, todos querían ser diferentes y no entendían que ese comportamiento les llevaba a un estado de disconformidad en ellos mismos y, eso les hacía ponerse tristes, es decir, la tristeza que tenían era provocada por ellos mismos.
  Mientras cada animal iba exponiendo sus quejas, llegó una paloma y se posó en la rama del majestuoso roble que se levantaba en medio del bosque, justo donde tenía lugar la reunión. Muy atentamente, la paloma fue escuchando a cada uno de los animales. Cuando todos terminaron de quejarse, intervino la mágica paloma y les dijo:
  “Pensad en una cosa: por cada minuto de enfado y de tristeza, perdéis sesenta segundos de felicidad. Cada uno de vosotros sois de una manera, tenéis vuestros fallos, pero también tenéis vuestras cualidades. Tenéis que dejar aflorar lo bueno de vosotros y, podréis tapar vuestros defectos. Debéis aceptaros tal y cómo sois y podréis conseguir la felicidad. Pensad que hay animales, y os lo digo porque los he visto, que están encerrados en jaulas, que están en parques zoológicos, que si bien los cuidan, pero nunca podrán disfrutar de la pradera ni del bosque; vosotros en cambio, podéis disfrutar de lo que más apreciamos nosotros los animales: la libertad. Vosotros tenéis libertad para moveros por donde queráis, todos vosotros sois amigos y os conocéis y os ayudáis en todo, hay animales que no tienen nada de eso, vosotros os quejáis y no sois conscientes de lo bien que estáis. A vuestra manera y según vuestra capacidad, todos podéis contribuir a alegrar a los demás.”
  Dicho esto, la paloma emprendió el vuelo hacia otro paraje. Desde aquel instante, todos los animales allí presentes se dieron cuenta de lo afortunados que eran y la felicidad y la alegría volvió a reinar en los corazones de todos los animalillos del bosque. Por cierto, a esa paloma le pusieron el nombre de: la paloma de la Paz.”

  Me gusta mucho escribir historias y cuentos, me sirven para evadirme un ratito de la realidad, pero para daros a entender el tema de hoy, qué mejor que contaros una historia real, mi historia real:
  Por desgracia, todos hemos pasado por la vivencia de la muerte de un ser amado ( ¡qué ironía!, vivencia y muerte, vida-muerte, puede parecer una contradicción pero os aseguro que todo en la vida se basa en lo mismo, en contradicciones: paz-guerra, armonía-caos,… más adelante lo entenderéis), pero pocos de vosotros habéis sufrido la muerte de un ángel. Ese ángel es mi madre que en paz descanse. No voy a entrar en detalles, (eso ya lo hice en otro cuento (el homenaje)), simplemente os diré que el golpe fue durísimo. Lo que más lamentaba en este mundo era el hecho de no poder abrazarla, yo quería pero no podía y, esa imagen grabada en la memoria de cualquier niño, el tierno abrazo de una madre, no volvería a ocurrir; y, no podía dar crédito a esa situación. Me corrompía la sangre ese pensar. Os confesaré que durante la primera semana después del trágico suceso, yo, al volver del trabajo e ir hacia mi casa (vivía en Palma con Carmen y Nuria), en motocicleta, iba llorando y me daba todo igual, me era igual si me la pegaba en la primera curva o no, me daba igual el vivir o el morir.
  Recuerdo que estando en casa, tenía que hacerme el duro delante de los míos, dureza que se desmoronaba sólo al salir a la calle. Pero todo cambió en el transcurso de un período corto de tiempo, me di cuenta que tenía que luchar, luchar por los seres más queridos, luchar por mi mujer y por mi hija y, esa Fe en la lucha por ellas, fue la que me hizo salir del pozo de la tristeza.
  Os aseguro que todos tenemos a alguien por quién luchar, todos tenemos nuestra pareja, o nuestros hijos, o un familiar, o un amigo; pero todos tenemos a un ser querido por el cual debemos luchar.
  Sería falso si yo os dijera que me he olvidado de mi madre, bueno más que falso sería una estupidez por mi parte pensar que vosotros os lo ibais a creer, os diré más, no hay día que no me acuerde de ella, pero sé que ella es feliz al verme que estoy bien y que los míos están bien y, eso me da aún más fuerzas para seguir luchando…

  En la vida de una persona ocurren, por desgracia, momentos desagradables que quisiéramos que nunca nos hubieran pasado. Estos acontecimientos desafortunados que nos depara la vida, tenemos que acogerlos con entereza. Indudablemente, nuestra vida no la podemos escoger; nosotros estamos encadenados a un destino difícil de saber y de comprender, pero que a la vez puede resultar interesante y emocionante, todo depende cómo lo aceptemos y cómo lo vivamos.
  Durante el tiempo que vivimos no tenemos que estar aferrados a tiempos pasados, muy al contrario, hay que afrontar el futuro con ilusión, con alegría; tenemos que aprender del pasado para vivir nuestro futuro.
  Creo que con un par de frases entenderás lo que te quiero decir:
  “Añorar el pasado es correr tras el viento”.
  “Algunas veces queremos regresar al pasado, pero en el futuro querremos regresar más veces al presente”.
  “No creas en el tiempo y cree en el ahora, que es lo único que sabes con certeza”.
  Con esto no quiero decirte que te olvides de lo vivido, que ignores el pasado, sencillamente te intento decir que recuerdes lo que hasta ahora has vivido para que “cojas” la experiencia necesaria para afrontar las posibles dificultades que te aguarda tu destino. Mira el futuro con ilusión, sólo así podrás ser feliz.

    La vida hay que vivirla con alegría, hay que “plantarle”cara a los problemas, hay que echarle “morro” a las dificultades, en definitiva, hay que disfrutar de todos los momentos que vivimos.

  Como os he dicho al principio, la vida está llena de contradicciones: blanco o negro, alegría o tristeza, risas o llantos, hablar o callar, amigos o enemigos, divertido o aburrido, arriba o abajo,…
  Pero en la vida no es o “todo” o “nada”, no es “si” o “no”, en la vida hay un término medio de las cosas; no todo es o bueno o malo. La vida es sencillamente como tú quieras que sea: si tú quieres amargarte la existencia es cosa tuya, pero piensa que la vida es el mejor regalo que uno puede recibir.
 
  Os voy a escribir un par de frases y seréis vosotros mismos los que juzguéis entre el “sí” o el “no”; y, cuando digo “no” (me imagino que ya me entendéis: no tengo ganas de hacer esto; no tengo ganas de salir a la calle; no tengo ganas ni de comer; no quiero ir a dar una vuelta con los amigos; no tengo ganas de levantarme de la cama;…) “ciertamente” estoy diciendo “no” a la vida:

  “No hay más que tres acontecimientos importantes en la vida: nacer, vivir y morir. No sentimos lo primero, sufrimos al morir y nos olvidamos de vivir.”
  “Para triunfar en la vida, no es importante llegar el primero. Para triunfar simplemente hay que llegar, levantándose cada vez que se cae en el camino.”
  “En dos palabras puedo resumir lo que he aprendido en la vida: sigue adelante.”
  “Ante la adversidad, no te hundas; ante los problemas, lucha; ante las dificultades, mantente firme; sé siempre positivo ante la vida, sé optimista.”
  “Tres cosas irrevocables para la vida son: el tiempo, las palabras y las oportunidades,… Tres cosas que no debes negarle a tu vida son: serenidad, honestidad y esperanza,… Tres cosas que deteriora la vida son: el orgullo, la arrogancia y el enojo,… Tres cosas que son tu elección: tus sueños, tu éxito y tu destino,… Tres joyas que se tienen en la vida son: la autoestima, el amor y los verdaderos amigos.”
  “Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.”
  “El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado aunque sea dueño del mundo.”
  “El hombre tiene la facultad de modificar su vida, modificando su actitud mental.”
  “¡Qué maravillosa ha sido mi vida!, ojalá me hubiera dado cuenta de ello antes.”
  “La felicidad humana no se logra con grandes golpes de suerte que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.”
  “Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades.”
  “El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen.”
  “Lo que cuenta no es lo que das, sino el amor con el que lo das.”
  “A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.”
 
  Un día me contaron una historia y, como no, los protagonistas eran “ellos”, y dice así:
  “Cierto día, hace ya muchos años, había un pajarito que se hizo adulto y tuvo un hijito. Cuando el pajarito-bebé creció lo suficiente, su papá le dijo:
-Hijo mío, ya estás preparado para empezar a volar.
-Pero papá –le respondió su hijo-, yo no sé volar y me puedo caer desde lo alto de esta rama, y los demás animalillos se pueden reír de mí.
-No te preocupes –le dijo su papá-, nadie nace enseñado; y, si te caes, te volverás a levantar y lo volverás a intentar y, si te vuelves a caer, te volverás a levantar de nuevo y lo intentarás otra vez; y, si te caes siete veces, te levantarás ocho; porque caerse está permitido, levantarse es obligatorio. Piensa siempre esto que te he dicho, y no permitas que “nadie te corte las alas”.
  No importa decir cómo acaba esta historia, simplemente os diré que este pajarito se hizo mayor y se convirtió en la imperial águila real que surca los cielos de nuestro territorio español.

  Soy un aficionado al cine, me encanta el cine y, siempre que puedo intento ir y pasar un rato agradable. Raras veces veo las películas una sola vez, me gusta verlas como mínimo dos veces. La primera vez que ves un film, te fijas en los protagonistas, ves solo lo que está en el primer plano de la pantalla. Pero cuando ves la película por segunda vez, observas cosas que antes no habías visto, miras más allá de la escena principal y empiezas a ver los segundos planos, los actores secundarios y los extras.
  En la vida pasa algo parecido: vamos por la vida viendo solo lo que está delante de nuestros ojos, no nos fijamos lo que hay alrededor. Cuando paseamos por un parque, vemos árboles y solo vemos los árboles, pero si te fijas un poco, puedes ver que en una de las ramas hay una ardilla que está haciendo equilibrios para que no se le caiga la nuez que lleva hacia su “casita” para guardarla y poder comer en el invierno. Si te sigues fijando, a parte de las ramas, podrás ver a un pajarito que lleva en su pico una pequeña ramita y la deposita con cuidado al lado de otras ramitas para poder hacer su nido.
  Vamos por la vida mirando solo lo que abarcan nuestros débiles ojos, y no nos damos cuenta que hay otras muchas cosas a nuestro alrededor que hacen que la vida sea más agradable. No te fijes sólo en el primer plano, mira también lo que está detrás. La suma de pequeños detalles puede hacer que nuestra existencia, que nuestra vida sea más feliz.

  Por último os diré que depresión rima con decepción, con terminación, con perdición, con aniquilación, con saturación y, con persecución;  pero no olvides jamás, que depresión también rima con: ILUSIÓN, con ANIMACIÓN, con SALVACIÓN, con INSPIRACIÓN, con PASIÓN, con CANCIÓN, con PERFECCIÓN, con DETERMINACIÓN, con ACCIÓN. No lo olvidéis nunca, os lo digo con el CORAZÓN.

  Dicho todo esto, sólo me queda haceros una REFLEXIÓN: no lo dudes, de ti depende, salir del pozo o seguir en el “bosque de la tristeza” y estar aferrado al “no”.


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