lunes, 28 de febrero de 2011

Real como la vida misma (cuarta parte)

  “Si quieres, puedes. Si tu quieres una cosa, tu puedes conseguirlo, sólo tienes que luchar al máximo para hacer realidad todos tus sueños.”
  “La vida es un regalo, disfrútala.”
  “Un amigo es un tesoro, consérvalo.”
  “Cuando tengas un momento de placer, aprovéchalo porque hay pocos en la vida.”
  “Cuando veas llorar al prójimo, no lo dudes, consuélalo. Siempre puedes tener una palabra o un gesto que le haga sonreir.”
  “La vejez es fuente de sabiduría y experiencia…, pero por desgracia, también de discusiones…”
  “Sal de tu casa, afronta los problemas con fuerza y sabiduría, no te hundas en la desesperación, lucha por lo que más quieres y encontrarás la llave de tus éxitos.”
  “Si bebes no conduzcas, si vas a salir de marcha y quieres beber, no cojas tu vehículo, así llegarás vivo a tu casa. Es un consejo de un paralítico.”
  “El don más preciado y poco recompensado es la salud.”
  “A las drogas, di NO. A la vida, di SI.”
  “Jamás te rías del mal ajeno, en cambio, celebra los éxitos de tus amigos.”
  “Cuando mires las estrellas, acuérdate de mí…en cada una de ellas hay un beso para ti.”
  “Qué maravillosa es la vida ahora que tu estás aquí.”
  “Si mis ojos dicen te quiero…no pidas a mis labios una explicación…las palabras se las lleva el viento y, las miradas se las guarda el corazón…”
  “Habiendo tantos planetas, justo te tocó nacer en este… y a mí también. Habiendo tantos siglos en la historia, justo te tocó nacer en este… y a mí también. Habiendo tantas personas en este mundo, te tuviste que cruzar en mi camino y yo me enamoré. No sé si es el destino, pero habiendo tantos lugares en este mundo, yo sólo quiero estar a tu lado…”
  “Cuando en los peores momentos de tu vida te sientas sólo, desorbitado… no te preocupes, busca en el infinito la luz de nuestra amistad pues la distancia no nos separa, simplemente nos hace invisibles.”

jueves, 3 de febrero de 2011

El amigo fiel (cuento copiado).




Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle.
Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente.
Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición.
La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed...
Necesitaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina...
El caminante se dirigió al hombre, que desde una garita, cuidaba de la entrada...
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- ¿Qué lugar es este, tan lindo? - pregunto el caminante
- Esto es el cielo - fue la respuesta
- Que bueno que nosotros llegamos al cielo, estamos con mucha sed, dijo el caminante
- Usted puede entrar a beber agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente
- Mi caballo y mi perro también están con sed
- Lo lamento mucho - le dijo el guarda - Aquí no se permite la entrada de animales...
El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas el no bebería, dejando a sus amigos con sed.
De esta manera, prosiguió su camino...
Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semiabierto.
El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía...
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro...
- Hay una fuente en aquellas piedras - dijo el hombre indicando el lugar - Pueden beber a voluntad...
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo el caminante al salir
- Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre
- A propósito - dijo el caminante - ¿cuál es el nombre de este lugar?
- Cielo - respondió el hombre
- ¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
- Aquello no es el cielo, aquello es el infierno
El caminante quedó perplejo.
- Mas entonces - dijo el caminante - esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera - respondió el hombre - En verdad ellos nos hacen un gran favor. Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

Los tres árboles

  Érase una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles juntos pensando lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes. El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: “Yo quiero guardar tesoros, quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baul de tesoros más hermoso del mundo”.
El segundo arbolito miró un pequeño arroyo realizando su camino al océano y dijo: “ Yo quiero viajar a través de aguas terribles y llevar reyes poderosos sobre mí. Yo seré el barco más importante del mundo”.
El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba debajo de la montaña y vió hombres y mujeres trabajando en un pueblo obrero: “Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca, yo quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levantarán su mirada al cielo y pensarán en Dios. Yo seré el árbol más alto del mundo”.
  Los años pasaron. Llovió, brilló el sol, y los pequeños árboles crecieron alto.
  Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y dijo: “¡Qué árbol tan hermoso éste!”, y con la arremetida de su hacha brillante, el primer árbol cayó. Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, deberé contener tesoros maravillosos, pensó el primer árbol.
  El segundo leñador miró al segundo árbol y, dijo: “Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mí”. Y con la arremetida de su hacha brillante el segundo árbol cayó. Ahora deberé navegar aguas terribles, pensó el segundo árbol, deberé ser un árbol imponente para reyes temidos y poderosos.
  El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el último leñador le miró. El árbol se paró derecho y alto, apuntando ferozmente al cielo, pero el leñador apenas miró al cielo y dijo: “cualquier árbol es bueno para mí”. Y, con la arremetida de su hacha brillante, el tercer árbol cayó.
  El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó a una carpintería, pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimento para animales de granja. Aquel árbol hermoso no fue cubierto de oro, ni llenado de tesoros, sino que fue cubierto con polvo de cortadora y llenado con alimento para animales de granja hambrientos.
  El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día, en lugar de eso, aquel árbol fuerte fue cortado y convertido en un simple bote de pesca, era demasiado chico y débil para navegar por el océano, ni siquiera en un río y, fue llevado a un pequeño lago.
  El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo cortó para hacer tablas y lo abandonó en un almacén de madera, “¿qué estará pasando?”, fue lo que se preguntó el árbol, “yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar a Dios”.
  Muchísimos días y noches pasaron. A  los tres árboles ya casi se les había olvidado sus sueños, pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento. “Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebé”, le dijo su esposo a la mujer, la madre le apretó la mano a su esposo y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba la madera suave y fuerte de la cuna y la mujer dijo: “éste pesebre es hermoso”.
  Y, de repente el primer árbol supo que contenía el tesoro más grande del mundo.
  Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca. El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llegó al lago, el pequeño árbol se llenó de temor, él sabía que no tenía fuerza para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia. El hombre cansado se levantó, y se paró y, alzando su mano dijo: “calma”, la tormenta se detuvo tan rápido como comenzó. Y, de repente, el segundo árbol supo que él llevaba navegando al rey del cielo y de la tierra.
  Un viernes por la mañana, el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Se asustó al ser llevado a través de una multitud de personas enojadas. Se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel. Pero, un domingo por la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el amor de Dios había cambiado todo.
  Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte y, que cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol más alto del mundo.
  La próxima vez que te sientas deprimido porque no conseguiste lo que tú querías, sólo siéntete firme y, sé feliz porque Dios está pensando en algo mejor que darte.