martes, 30 de noviembre de 2010

A la segunda.


  Siempre que nos reunimos y, lo hacemos una vez al mes, mis cuatro amigos de la infancia y yo, acabamos hablando de lo mismo: de baloncesto. Antes, de jóvenes, jugábamos al deporte de la canasta, ahora ya han pasado muchos años y quien no tiene unos kilos de más, tiene unos cuantos pelos de menos. He aquí la historia que uno de nosotros contó en cierta ocasión:
  “Siempre había soñado en meter la canasta que nos diera el triunfo…, una noche soñé que encestaba y ganábamos el partido. Pues bien, al cabo de una semana, tuve la oportunidad de hacer realidad mi sueño: perdíamos de un punto, yo tenía que lanzar dos tiros libres, si encestaba los dos lanzamientos ganaríamos. Estaba yo sólo en la línea de personal, respiré hondo, miré el aro, boté dos veces, volví a mirar la canasta (por cierto, cada vez se hacía más pequeña), volví a botar, lancé y fallé. No pasaba nada, tenía otro lanzamiento, de encestar empataríamos el partido; boté dos veces, miré el aro, respiré hondo, tiré y fallé otra vez… El mundo se me cayó encima, quería desaparecer.
  - No pasa nada, es sólo un partido.-me dijo el entrenador.
  - Claro, con que no has sido tú el que ha fallado. Pensé entre mí.
  Pasaron cinco veranos con sus respectivos inviernos y, el destino quiso ponerme en mis manos la misma situación. Recuerdo que jugábamos la final del campeonato, estábamos en el final del partido cuando yo disponía de dos lanzamientos desde la línea de personal, si los encestaba, ganaríamos… Cogí el balón, boté dos veces, miré el aro, respiré hondo, lancé y encesté. Ahora íbamos empatados, volví a coger el balón, boté dos veces, miré, respiré, lancé y volví a encestar. Ganamos el partido y el campeonato, pero para mí fue mucho más que eso, saldé una deuda con mi pasado.”

  La vida siempre te da una segunda oportunidad para resarcir lo que en su día hiciste mal. De ti depende aprovecharla o dejarla escapar… Yo de ti, estaría muy atento y no la desaprovecharía porque sólo así podrás ser feliz.

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